La Victoria de la Fe

Al escoger el lema “LA VICTORIA DE LA FE” para la celebración del 450 Aniversario Fundacional, la Hermandad quiere transmitir una idea clara de lo que debe significar para la misma este acontecimiento que se plantea no sólo como una mera conmemoración sino como la oportunidad y la ocasión de profundizar en los valores inalterables que desde nuestro origen han dado sentido a esta Corporación.

En el lema se aúnan dos ideas fundamentales, yuxtapuestas e indisolublemente ligadas, que presiden la vida de la Hermandad. VICTORIA y FE. Partiendo de la Advocación de Nuestra Excelsa Titular, María Santísima de la Victoria, guía, ejemplo y consuelo de cuantos ante ella se han postrado a lo largo de la nuestra Historia y que se siguen postrando ante su dulcísima y maternal mirada, no podemos olvidar que, con su presencia, aliento y mediación, todos los Hermanos que han formado parte de nuestra Hermandad durante cuatro siglos y medio han contribuido a la consecución y logro de los fines inmutables de la Hermandad que no se entiende sin la adhesión inquebrantable a la Fe en Dios Padre, en Nuestro Señor Jesucristo y en el Espíritu Santo, tal y como proclamamos cada primer domingo de Cuaresma, “siguiendo la tradición de nuestros mayores” en la Protestación de Fe durante la Función Principal de nuestro Instituto.

Ha querido, además, la Divina Providencia que esta efemérides particular coincida con el Año de la Fe que celebra la Iglesia Universal, convocado por Su Santidad Benedicto XVI a través de la Carta Apostólica “Porta Fidei” y que se extenderá hasta el día 24 de noviembre de 2013. Por ello, nos adentramos así no sólo en la celebración puramente histórica, sino que nos encontramos con la ocasión de acometer el reto al que, como cristianos, nos llama el Santo Padre, “a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza” (*).

El hecho de que una Hermandad, nuestra Hermandad, en definitiva, una comunidad dentro de la Iglesia Católica, mantenga su actividad cultual de forma ininterrumpida durante 450 años es, desde luego, motivo de orgullo para sus miembros, pero es a la vez, y lo que es más importante, el triunfo de generaciones y generaciones de Hermanos que se han sucedido y que han sabido recibir, acoger y transmitir el bien más precioso que nos ha sido regalado, el don de la Fe. Así nos lo expresa el Santo Padre:

“Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (cf. Ap 7, 9; 13, 8), han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí donde se les llamaba a dar testimonio de su ser cristianos: en la familia, la profesión, la vida pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiaban.”(*)

Por tanto, nuestro lema,LA VICTORIA DE LA FE, es la síntesis y expresión de lo que significa para la Hermandad este año, símbolo de los que nos precedieron y que trasmitiendo ese valioso legado de FE, nos enseñaron LA VICTORIA en “el reconocimiento vivo del Señor Jesús, presente en nuestras vidas y en la historia.”(*)

(*) Benedicto XVI, Carta Apostólica en forma motu propio “Porta Fidei”, Roma, 11 de octubre de 2012.